El Palacio de Linares, hoy Casa de América, encerró durante más de un siglo una extraña historia que se mezcla con la leyenda. Pero hoy no vamos a tratar aquí de los posibles fantasmas, ni de los espíritus de los marqueses que pudieran seguir habitando el palacio. Hoy nos referimos a algunas curiosidades que mantiene este edificio.
Todos los detalles que narramos a continuación fueron elegidos por el propio marqués, como una chimena distinta en cada salón, las cerraduras de las puertas, que son todas diferentes, así como las fallebas de las ventanas que no se repiten y que tienen los escudos del marqués.
Existe un pasadizo secreto por donde se puede salir del edificio sin ser visto. En el despacho del secretario del marqués hay una puerta que simula un armario y que esconde una escalera de caracol que termina cerca de la cocina. Además, en esa escalera hay una mirilla que permite ver el zaguán principal y vigilar quién entra o sale del palacio. El empedrado del zaguán es de madera que imita la piedra, con el objetivo de amortiguar el ruido de los carruajes y evitar ser molestados.
Hasta su restauración, el edificio mantuvo la casa de muñecas y las caballerizas, en cuyas cuadras de madera noble se conservaban las placas ovaladas, en esmalte blanco con letras doradas, donde se podían leer los nombres de los últimos caballos que allí habitaron.
Más información en Los fantasmas del Palacio de Linares, de Mª Isabel Gea.