El establecimiento de la Corte en Madrid en 1561 no suscitó entusiasmo en la alta nobleza castellana que en general miraron con cierto desdén la súbita nueva condición de una villa discreta y por ello, en un primer momento, no quisieron invertir en grandes gastos para la construcción de nuevos y dignos palacios. Sin duda, no todos participaron en esta opinión y algunos palacios se levantaron como la Casa de las Siete Chimeneas o las Casas de Antonio Pérez (en la Calle de Santa Isabel, más tardes convertidas en convento). Por parte de la Corona y el Concejo se elaboraron planes de adecentamiento y embellecimiento aunque no todos llegaron a realizarse.
Un hecho transcendente y que sería decisivo para la configuración arquitectónica madrileña es la afición del rey Felipe II por los edificios flamencos, lo que provocó que se introdujeran este tipo de edificios en la Corte, de tal modo que con el paso del tiempo se convirtió en un rasgo distintivo de la arquitectura madrileña; ejemplos tenemos en abundancia: Ayuntamiento, Cárcel de la Corte, Casa de la Panadería, Casa de la Carnicería, algunos palacios, torres, iglesias, etc… que todavía lucen los famosos tejados y chapiteles de pizarra, tan característicos de esta arquitectura.
La Iglesia se estableció pronto en la corte y, a diferencia de la remisa aristocrática, sí que apoyó la nueva capitalidad, quizás deseosa de que la Corte no regresase a Toledo. Desde los primeros años de condición de Corte hasta el último cuarto del Siglo XVII se fundan y establecen en Madrid numerosas órdenes religiosas. La ciudad llegó a tener 73 conventos. Una de las órdenes pioneras en llegar a la corte fue la de los Jesuitas que se establecen en 1560 y fundaron el colegio en 1572. La emperatriz María de Austria, hermana de Felipe II, viuda y retirada en el convento de las Descalzas Reales, dejó parte de su inmensa fortuna a la Compañía de Jesús que así adquirió un extraordinario desarrollo; el Colegio Imperial fundaron por la compañía se convirtió en un floreciente centro sin competencia. Su iglesia se construyó a inicios del Siglo XVII siguiendo el modelo de la Iglesia de Il Gesú de Roma que Vignola había proyectado en el Siglo XVI; es obra de Pedro Sánchez y a su muerte las obras las continuó Francisco Bautistas. Otras fundaciones religiosas realizadas en el reinado de Felipe II fueron San Felipe el Real, San Bernardino, Trinitarios, Recoletos, etc… hoy todas ellas desaparecidas.
Texto extraído de nuestro libro Historia Breve de Madrid