Hoy, como todos los jueves, encaminamos nuestros pasos a una localidad de la Comunidad de Madrid, en esta ocasión, hemos elegido Brunete. Un pueblo con mucha historia en sus espaldas que se encuentra a pocos kilómetros de la capital.

Brunete es sinónimo de la Guerra Civil española. Todo el mundo sabe que allí se libró una de las más duras batallas de la contienda. Aún hoy, si los parapsicólogos quisieran acercarse a esa tierra, podrían obtener más de una psicofonía que recordara aquel acontecimiento.

No existe una teoría clara sobre su fundación, aunque parece que fue un grupo de nómadas segovianos quienes se asentaron allí y se dedicaron a la ganadería. A pesar de que se han encontrado restos de dos yacimientos que se remontan a la época romana, la conquista musulmana hizo que estos terrenos pasaran a manos de un sarraceno llamado ‘El Morillo’, que vivía en el castillo de Villafranca y que tras la Reconquista ocuparon los cristianos.

Las primeras noticias que se tienen de Brunete se remontan a 1452, cuando Enrique IV cedió a los vecinos la propiedad de la dehesa boyal. Algunas décadas después, en 1480 los Reyes Católicos se lo pasaron a los Marqueses de Bobadilla.

Será Carlos I quien otorgue el título de Condes de Chinchón a los dueños de Brunete, a quienes pertenecerá hasta el S. XVIII. A partir de este momento, la villa aparecerá como señorío de Domingo Grilloe, marqués de francavila y residente en Génova.

El pueblo siguió creciendo y en el S. XIX, dejó de ser señorío, ya que las Cortes de Cádiz eliminaron este tipo de privilegios. Brunete recuperará su protagonismo un siglo después, cuando las tropas sublevadas contra la II República establezcan allí una línea de cerco de Madrid.

Los republicanos intentarán romper ese frente desplazando sus fuerzas hacia esa localidad. A los pocos días de iniciarse la contienda, se libra en Brunete una de las más cruentas batallas de la Guerra Civil. Los militares sublevados ganan la batalla, el pueblo quedará destruido en un 97%.

Al finalizar la guerra se llevó a cabo la reconstrucción del pueblo sobre la misma tierra. Solo algunos edificios, como la Iglesia sobrevivieron aunque en un estado lamentable. El nuevo Brunete se inauguró en 1946. Hoy se pueden contemplar algunos fortines utilizados durante la contienda bélifortinesca, que han sido declarados Bienes Protegidos.

En cuanto a la procedencia del nombre de Brunete, si tenemos en cuenta el diccionario de Covarrubias del siglo XVIII, parece que el término proviene del paño de lana basto de color negro que fabricaba un grupo de artesanos segovianos, denominado «bruneta».

Más información en Misterios, anécdotas y leyendas de la Comunidad de Madrid, de José Felipe Alonso Fernández- Checa.

 

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