Una tradición perdida del Viernes Santo era la romería de la Cara de Dios. Fue muy popular durante los siglos XVIII y XIX pero en 1918 dejó de celebrarse. La capilla estaba al principio de la calle Princesa y fue derribada después de la Guerra Civil.

Pero lo más singular del Viernes Santo son las procesiones que ya recogieron los viajeros del S. XVII, llevan hábitos de penitentes de color negro hechos con tela de cáñamo que les llega hasta los pies. Van enmascarados con un capuchón piramidal de un metro de longitud que llevan puesto sobre la parte superior de la cabeza … Todas las cofradías tienen su estandarte, su trompeta y sus mayordomos. Éstos se pasean gravemente con el bastón de la cofradía entre las filas para mantener el orden. No obstante, está permitido a todos refrescarse en las tabernas, y hay algunos que beben tanto y tan a menudo, que dan más tumbos de lo que sería deseable.

Foto: Francisco Goñi. Calle Alcalá, 1919.

El día de Viernes Santo, además de los Oficios, se destapaban los crucifjos que habían permanecido cubiertos durante toda la Semana Santa. Era el día en que las mujeres se vestían rigurosament de luto y con mantilla negra.

Más información en Fiestas Tradicionales Madrileñas, de Reyes G. Valcárcel y Ana Mª Écija.

 

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