Atravesando una parte del Parque del Oeste a nuestra izquierda distinguimos la silueta majestuosa y gris del Arco de la Victoria, también conocido como Arco del Triunfo. De casi 40 metros de altura, es un pórtico monumental que ensalza el triunfo bélico de Franco. Muchos lo consideran un tótem intolerable de exaltación franquista. Es un monumento ambivalente, porque si bien se le puedes despreciar desde las ideas, es imposible hacerlo artísticamente: despojado de sus connotaciones, queda como una obra de un clasicismo impecable, esbelto de proporciones y con un conjunto de esculturas de muy fina factura.
Sirve de gran marco de entrada a Madrid por la A-6 o Carretera de La Coruña, siguiendo la tradición de la ciudad de colocar puertas representativas en sus principales vías de acceso.
Se construyó por expreso deseo del Generalísimo para conmemorar su victoria en la Guerra Civil. De su diseño se encargaron los arquitectos Modesto López Otero y Pascual Bravo Sanfeliú. Las obras comenzaron en 1950 y concluyeron en 1956. El arco se levanta sobre una gran plataforma con escalinatas hacia el norte y el sur.
Unos medallones adornan las enjutas del arco, con una serie de fechas en números romanos. Las del lado norte hacen referencia a los años que duró la Guerra Civil (1936-1939), mientras que las de la cara sur aluden al año en que se presentó el proyecto de la Ciudad Universitaria (1927) y el de su finalización, 1956.
¿Sabías que el arco albergó durante décadas el Archivo General de la Universidad Complutense? Arriba tiene un gran salón donde durante un tiempo se exhibió la maqueta de López Otero y Muguruza con los planes de reconstrucción de la Ciudad Universitaria. El salón, ahora vacío, iba a decorarse con frescos épicos y motivos franquistas como la laureada de San Fernando o el yugo y las flechas. Se accede a él por las puertas laterales del arco: los pilonos en realidad están huecos y alojan escaleras y ascensores.
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