Las pavías o soldaditos de Pavía deben su nombre al parecer al color de los uniformes de los húsares del Regimiento de Pavía: amarillo y rojo. El rojo, en este caso, lo pondría el pimiento morrón con el que, en algunos bares, se pone de guarnición (nunca mejor dicho) a este plato. No está nada claro. Sí lo está que nadie debe irse de Madrid sin probar las deliciosas pavías, siempre recién fritas, de la centenaria Casa Labra, junto a la Puerta del Sol. Al lado de la Plaza Mayor tiene su sede otro de los templos del bacalao rebozado: Casa Revuelta. Curiosamente, en ambos casos, las hacen con bacalao aunque la receta canónica requiere merluza.

Texto extraído del libro ‘Cocina Madrileña: 50 recetas tradicionales y 50 curiosidades gastronómicas

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