Nadie podría imaginar viendo su alegre apariencia actual que en el lugar donde actualmente se levanta el barrio de Arapiles, en el genuino distrito de Chamberi, años atrás se encontraba un cementerio. Para conocer su origen hay que retroceder hasta tiempos de José Bonaparte, quien ordenó que los camposantos fuesen ubicados fuera del núcleo urbano, como se venía haciendo hasta ahora. Para ello se buscaron unos terrenos baldíos, situados al norte de la capital de ahí su nombre aunque también se le conoció como el Cementerio de la Puerta de Fuencarral, ya que se emplazaba fuera de este acceso a Madrid.
Su autor fue Juan de Villanueva, arquitecto de otras notables construcciones como el Museo del Prado o la reforma definitiva de la Plaza Mayor. Éste cementerio fue el primero que introdujo el sistema de nichos, una idea que adoptó de un camposanto parisino. En él, por ejemplo, estuvo enterrado el escritor romántico Mariano José Larra. A pesar de ser clausurado en el año 1884, en este lugar se continuaron haciendo enterramientos hasta unos cuantos años más tarde. En su lugar se construyó la también desaparecida Estación General de Tranvías. Su ubicación correspondería con la actual Glorieta de Quevedo, Calle de Arapiles y alrededores.
Éste es uno de los muchos lugares olvidados que podrás conocer gracias a nuestro libro Rincones del Viejo Madrid.