El barrio de San Blas nació al final de lo que sería la ampliación de la calle de Arturo Soria, lo que también se conoce como segunda barriada de la Ciudad Lineal. A la altura de 1957 el Plan de Urgencia Social de Madrid había planteado construir en catorce parcelas de promoción pública veinte mil nuevas viviendas.
La operación más importante fue el Gran San Blas que nació un año más tarde de la mano de la Obra Sindical del Hogar, compuesto inicialmente por cuatro parcelas, a las que luego se sumarían el resto de poblados dirigidos y colonias benéficas. Al menos fue una solución al problema del alojamiento obrero.
Junto a estas viviendas empezaron a surgir en los años sesenta nuevos equipamientos, como polideportivos, mercados, zonas industriales y, también, de recreo. Y en este abanico de opciones, el cine resultó ser una de las mejores ofertas de ocio para esas familias que trabajaban para vivir.
En la nueva urbanización que crecía rápidamente empezaron a nacer las salas de proyecciones. La primera de ellas fue el Cine Simancas que se inauguró en 1962 en la calle del Castillo de Madrigal de las Altas Torres, nº 9. Su aspecto era una nave de estructura metálica y fábrica de ladrillo con cubierta de uralita.
En 1957 se concedió la licencia de este cine pero no fue hasta 1963 cuando se inauguró. La sala iba inserta en un edificio de viviendas y sería un verdadero coloso de 1703 localidades repartidas en patio y anfiteatro. La sala correría paralela a la calle del Castillo de Uclés levantándose una gran plataforma de hormigón que acogía dos plantas de sótano donde iba una galería comercial.
La entrada a la sala de proyecciones y a las viviendas sería por la calle Hermanos García Noblejas 79, junto al final de la línea de tranvías nº 70 que venía desde la plaza de Castilla. La sala poseía una gran marquesina bajo la cual se formaban colas todas las tardes para comprar los programas de sesión continua.
En lo alto del edificio de diez alturas se colocó un cartel en el que ponía Cine en letras gigantescas, tanto es así que se veía incluso desde la carretera de Aragón, también conocida entonces como la Cruz. Tuvo un gran éxito en el barrio, por su gran aforo y los selectos programas de reestreno (que se intercambiaban cada semana con el Cine Ciudad Lineal). También hubo sesiones matinales infantiles los sábados y domingos. E incluso se utilizó como salas de conferencias (Tierno Galván dio algún mitin en aquella sala).
El Cine San Blas cerró sus puertas en los ochenta. Una década después, ante el incremento de accidentes con las antiguas marquesinas se decidió suprimir muchas de ellas, casi todas de locales en desuso, como era el caso de esta sala. Durante los últimos años de su existencia ya no lució su característica visera. Tras veinte años cerrado, en 2005, la sala fue derribada.
Más información en Cines de Barrio de David Miguel Sánchez Fernández.