En el solar que hoy está el Seminario de Madrid estuvo en su día el antiguo Palacio de Osuna. Construido a finales del S. XIX para la viuda de Osuna, la princesa de Salm Salm, tiene gran influencia de los estilos de los nobles palacios parisinos.
Lo habitó su dueño el duque de Osuna y del Infantado, conde de Benavente, que también era propietario de las manzanas contiguas. Era ésta una finca de gran importancia a mucho niveles. De hecho, durante el reinado de Isabel II se celebraron allí grandes fastos.
Mariano Téllez Girón, el XII duque de Osuna, nació en 1814 en este viejo palacio de Las Vistilla de San Francisco. Era el segundo de la casa ducal, pero la muerte repentina de su hermano mayor hizo que este joven rubio de aire delicado y frío, recibiera el título.
Era un joven indiferente, distante, un «dandy» acostumbrado al lujo y al exceso. En sus casas, distribuidas tanto en España como en Europa, se preparaban todos los días la gran mesa de gala por si el señor llegaba de manera fortuita. Ésta era una sola de sus excentricidades.
Cuando le llegó la muerte en 1882, sus acreedores se lanzaron sobre los bienes empeñados. Casas, fincas, palacios, muebles y joyas pasaron a la fría almoneda. Durante años, se sucederán los pleitos y se obtendrán beneficios sustanciosos, a costa de una fortuna dilapidada.
Más información en «Leyendas y anécdotas del viejo Madrid» (2ª parte) de Francisco Azorín.
¡En lugar estratégico levantó uno de sus palacios el señor duque!, y tiempo le faltó al clero para «adjudicarse» tan magnífico lugar.