El hambre en Madrid 2014El abastecimiento de Madrid durante la guerra civil fue un problema desde el principio. Al acaparamiento de víveres, se unió el mercado negro o estraperlo, lo que condujo a una situación muy precaria. Fueron necesarias cartillas de racionamiento para intentar cubrir las necesidades mínimas de la población. Pero todo fue poco en aquellos años.

Lo más común era ver colas por la ciudad, normalmente de mujeres vestidas de negro, que llevaban horas y horas esperando pan, leche, café u otros alimentos básicos. Era muy común que los distintos miembros de una familia se repartieran por los distintos comercios de la ciudad en busca de comida. La principal actividad del día de estas personas era buscar alimentos para sobrevivir.

Así, en la calle Goya esquina Alcántara, se formaba la cola desde las cuatro de la mañana y abrían a las nueve. Era una fábrica de galletas y vendían un kilo de galletas rotas por persona. Algunas personas se disfrazaban para repetir en las colas y lograr más cantidades. Había, incluso, colas para embarazadas y las que no lo estaban, lo simulaban (metiéndose almohadas) para conseguir más alimentos y esperar menos tiempo.

La gente llevaba sillas para que la espera fuera menos dura, cuando alguien intentaba colarse había incluso violencia. Ni siquiera los bombardeos evitaban que la gente dejara su puesto en una cola «…Un obús cayó en la plaza. Giraron la cabeza para mirar y se arrimaron un poco a la casa, pero ninguna abandonó su puesto de cola. Después de todo llevaban tres horas y sus hijos esperaban la comida en casa» (Martha Gellhorn, 2The face of Nar»).

Más información en El hambre en el Madrid de la Guerra Civil 1936- 1939 de Carmen Gutiérrez Rueda y Laura Gutiérrez Rueda.

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