La Castellana es una arteria relativamente moderna. En tiempos de Fernando VII corría por este canal un arroyo rodeado de escombros. Siendo alcalde el marqués viudo de Pontejos se plantarán riberas de árboles y se canalizará el riachuelo que nacía en la fuente de la Castellana (lo que hoy es la Plaza de Emilio Castelar).
Esta fuente será decorada en 1835 por un obelisco de Javier Mariátegui. Tomará el nombre de la princesa primero, Paseo de las Delicias de la Princesa, y después el de la reina, Paseo de las Delicias de Isabel II. En el S. XX el obelisco fue trasladado a la Plaza de Manuel Becerra y posteriormente al Parque de la Arganzuela.
El Paseo de Recoletos sufrirá su gran transformación en la segunda mitad del S. XIX. En esta zona se habían instalado con anterioridad el monasterio de recoletos y varias industrias, como el Gran Taller de Coches en 1845 y la fundición de hierro Sandfordn un año después. También se levantaban varios palacetes como el de Salamanca.
Existió una puerta de Recoletos, que fue derribada en 1859. Dos años después, en el solar de la desaparecida Escuela de Veterinaria se levantó la Casa de la Moneda a cargo de los arquitectos Nicomedes Mendívil y Francisco Jareño. Este edificio tenía dos pabellones en los extremos que eran conocidos como los «Jareños», el lugar donde se celebraban los sorteos de la lotería.
En 1886 se instaló la estatua de Colón frente a los «Jareños» dando nombre a la actual Plaza. La Casa de la Moneda fue derribada en 1970 y en ese mismo lugar se ubicaron los Jardines del Descubrimiento cinco años después.
La Biblioteca Nacional y el Museo Arqueológico comenzaron a construirse en 1866 por el mismo Jareño y terminaron casi tres décadas después. La inauguración oficial coincidió con la fecha del aniversario del descubrimiento de América en 1892.
Más información en «Madrid. Historia Visual del distrito de Salamanca» de Pedro López Carcelén y Emilio Vidal Carrero.