La calle Barquillo, situada entre las calles de Alcalá y Fernando VI tiene un origen, ciertamente, curioso. Procede de la finca de la marquesa de las Nieves. Parece que esta ilustre mujer tenía en su finca un barquito. En ese mismo lugar se levantaría, tiempo después, el convento de las Salesas Reales.
El primer edificio que hay en la calle del Barquillo a mano derecha es el del Banco Central Hispano que antiguamente fue conocido por «la casa de ¡joder qué puerta!». Esta expresión malsonante se debía a las dos grandes cariátides que flanquean la enorme puerta principal.
Al final de la misma calle esquina con Belén estuvo la famosa casa de Tócame Roque. Era un edificio con patio central y balcones o corredores de madera (lo que conocemos como corrala) habitado por setenta y dos familias.
En aquella casa vivían dos hermanos llamados Roque y Juan. Según se cuenta, la casa había tocado en herencia a Roque y a Juan, pero como en el testamento no se especificaba a quién de los dos, cada uno decía «Tócame a mí», contestándole el otro «No, tócame a mí» y así una y otra vez, «Tócame a mí», repetía uno, «Tócame Roque» le respondía el hermano y, con el tiempo pasó a ser conocida como la de Tócame Roque.
El edificio fue derribado en 1850. Esta calle es conocida, actualmente, como la calle del Sonido porque la mayoría de sus tiendas están dedicadas a la venta de equipos de música. Por último, la Casa de Tócame Roque también es un dicho popular que ha sido constatado por la Real Academia Española de la Lengua, que lo define como «aquella en que vive mucha gente y hay mala dirección y el consiguiente desorden».
Más información en «Los nombres de las calles de Madrid» de Mª Isabel Gea