Madrid ocultoEl primer taxi madrileño es del S. XVII. En el número 9 de la Plaza de Herradores estuvo la primera parada, de hecho una placa así lo recuerda. Aunque para ser sinceros, no eran taxis tal como los conocemos hoy, sino sillas de mano.

En 1611 se promulgó una ley que regulaba al colectivo que trabajaba cargando las sillas de mano. En aquellos tiempos, los mozos cobraban un real por el servicio de traslado de ida y vuelta. No sería hasta 1786 cuando una Real Cédula marcaba las horas de servicio y el coste del trayecto, también establecía que debían ser ocupadas por una sola persona y que los silleteros debían ir uniformados y guardar moderación en obras y palabras.

Algunas versiones aseguran que el primer verdadero servicio de taxis en Madrid se inició en 1792 con una parada en la Puerta del Sol. Aquellos taxis no eran sillas pero tampoco coches, eran vehículos de ruedas tirados por caballos.

En el S. XIX, antes de que existieran los tranvías de tracción animal en 1871, había muchas paradas de taxis en puntos céntricos de Madrid, como la del Ateneo (en la calle del Prado), la de la Iglesia de San José (en la calle Alcalá), la de Tío Pepe (en la Puerta del Sol) o la del convento de La Latina (en la calle Toledo).

En el mismo siglo XIX, comenzaron a circular los primeros coches- taxis, de cuatro ruedas tirados por un caballo, conocidos como simones. El conductor iba en un asiento delante de la cabina y desde allí acomodaba a los dos pasajeros. También había vehículos de dos caballos con cuatro asientos dentro de la cabina, conocidas como berlinas y landós.

A finales del S. XIX el parque móvil de Madrid alcanzaba ya los dos mil coches. En marzo de 1909 se introdujo, al fin, el taxi motorizado o «autotaxi», que fue lo más cercano a lo que conocemos hoy. Durante años, los autotaxis convivieron con los coches de caballos.

Más información en «Madrid oculto. Edición especial» de Marco & Peter Besas.

 

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