En la vecindad del Museo del Prado se encuentra la Plaza de Neptuno, con su fuente dedicada al dio de los mares, y flanqueada por dos lujosas instituciones hoteleras, el Ritz y el Palace.
El hotel Ritz (Plaza de la Lealtad 5) ocupa un hueco controvertido en la relación entre Madrid y el cine, ya que durante muchos años no admitió reservas de gente famosa. La razón de este filtro era eludir la inevitable presencia de periodistas y fotógrafos y preservar la tranquilidad de la clientela, aristócratas y miembros de la alta sociedad escogidos por su pedigrí. Esto provocó algunas curiosas anécdotas, como la que protagonizó en 1946 Mario Moreno, que había hecho una reserva en el hotel, sin que nadie cayera en la cuenta de que se trataba de Cantinflas. A la llegada del actor mexicano, muy popular en España, la dirección del hotel, asustada por la avalancha de la prensa, le aseguró que sólo tenía disponible la suite y el actor optó por alojarse en el cercano Palace, más abierto y asequible.
El carácter estricto del Ritz sólo se suavizaba con aquellos actores o cineastas que reunían elegancia y caché, como Cary Grant, Henry Fonda, Lawrence Olivier, Grace Kelly y el director Otto Preminger. El resto eran catalogados bajo la clave TNR (Tipo No Ritz) y transferidos al Hotel Palace, que al igual que el Ritz era propiedad de la familia Marquet, por lo que finalmente, todo quedaba en casa.
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