Durante la Guerra Civil se requisaron dos de los hoteles más lujosos de Madrid para emplearse como hospitales. Los dos se construyeron con motivo de la coronación del rey Alfonso XIII en 1905 ya que, al parecer, el futuro monarca se avergonzaba de no disponer de alojamientos de calidad para los invitados de la aristocracia europea que iban a acudir a la ceremonia. El Hotel Palace se inauguró en 1912. En las primeras semanas de la guerra, el maravilloso complejo art noveau se utilizó para alojar a la embajada soviética y en él se celebraron importantes reuniones convocadas por el embajador Marcel Rosenberg. A finales del otoño y durante el invierno de 1937, el papel del Partido Comunista Español, respaldado por los asesores soviéticos y el armamento de la URSS adquirió cada vez más importancia. Franco había conseguido soldar las distintas facciones de la derecha y como caudillo o líder supremo asumió no solo el control militar, sino también el dominio político total de las zonas ocupadas por los sublevados. Por su parte los comunistas buscaban, con éxito limitado, algo parecido en el bando republicano.
En el invierno de 1936 el Palace se transformó en un hospital y en oficinas. Allí se atendía a los soldados llegados del frente y a los civiles heridos en bombardeos. La periodista Virginia Cowles describió lo que vio en aquel hotel como “inolvidable”: “Las escaleras estaban salpicadas de sangre y la recepción, llena e hombres heridos en camillas esperando a ser operados”, recordaba. Los quirófanos se situaron en la planta baja, en su famosa cúpula, donde hoy los clientes pueden disfrutar de un café o una cerveza.
A poca distancia se encuentra el Hotel Ritz, inaugurado en el 1910 y cuya planta baja se convirtió durante el conflicto en una cocina económica para los madrileños, mientras que las habitaciones se transformaron en salas donde los médicos podían atender a los heridos. Curiosamente fue aquí donde falleció el líder anarquista Buenaventura Durruti Fue en la habitación 27 de la primera planta, el20 de noviembre de 1936, tras resultar herido mortalmente el día anterior mientras observaba la lucha salvaje que se libraba por los alrededores del Hospital Clínico.
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