La llegada de la Gran Vía trajo consigo la desaparición de hasta quince calles del corazón de Madrid. Una de las damnificadas fue el temido y conocido Callejón del Perro cuya historia merece ser rescatada.
El origen del nombre de esta fina calle, que con sus 2,3 metros de anchura era una de las más estrechas de la capital, lo encontramos en una sencilla construcción de madera perteneciente al Marques de Villena que éste aprovechaba para almacenar sus instrumentos de física y química así como múltiples libros. Para custodiar todas estas valiosas pertenencias a la puerta de la misma el marqués ubicó un enorme mastín de aspecto feroz.
La presencia del can pronto dio que hablar entre los vecinos que no tardaron en asegurar que el animal tenía la facultad de echar el mal de ojo a toda aquella persona que no le gustase. Un rumor que aún le hizo más temible a vista de los habitantes de la zona. La vida del mastín terminó cuando un ballestero, ante el ataque repentino del animal, le asestó un certero flechazo. Éste hecho agrandó aún más su leyenda puesto que desde entonces, los habitantes de las inmediaciones aseguraban que cada noche regresaba desde el más allá atacando a dentelladas a los vecinos de la zona.
Esta fantasmagórica presencia bautizó para siempre a esta desaparecida callejuela, que hoy ubicaríamos entre Libreros y Tudescos, como el Callejón del Perro.
Ésta historia y muchas más te esperan en el libro «Duendes, Fantasmas y Casas Encantadas de Madrid» de Ángel del Río.
(Foto de la entrada cortesía de Nicolas1056)