En la Ribera de Curtidores, desde la plaza de Cascorro hasta la ronda de Toeldo está la lonja del Rastro, con todas sus pequeñas calles laterales atestadas de artículos, a veces objetos de un negocio en quiebra, de una casa undida o de un momento de apuro económico. Se ven alló toda clase de cosas, a veces rotas o descabaladas y otras, conservando su gracia y valor. De repente, en medio de los puestos surge la gentil figura de una joven vendedroa. Protegida del sol con su sombrero de paja, nos ofrece, con sonrisa encantadora, un par de lechugas y unas ceboleltas…
Fotografía incluida en nuestro estuche, compuesto por tres tomos, de ‘Imágenes del Madrid Antiguo‘.