Hace ahora sesenta años comenzaba la tercera fase de anexiones que el Gobierno franquista diseñaba para Madrid. Se trataba concretamente del Plan Bidagor, un plan que convertiría la Villa en una gran metrópolis.
El objetivo era anexionar cuatro grandes municipios a la ciudad: Vicálvaro, Fuencarral, El Pardo y Aravaca. El 20 de octubre de 1951 se haría efectiva la unión de Vicálvaro a Madrid.
El conde de Santa Marta, alcalde de la capital de aquel momento, animaba a los vicalvareños a pertenecer a la gran urbe, auque éstos no estaban muy conformes con esa decisión porque pensaban que esa anexión supondría una pérdida de competitividad.
La paulatina industrialización de Madrid hizo que miles de emigrantes de otros puntos de España acudieran a la capital en busca de trabajo. Muchos de ellos se asentaron en los municipios limítrofes.
Este fenómeno provocó que en Vicálvaro se crearan barriadas como Pueblo Nuevo, Bilbao y Moratalaz, unos territorios que se convirtieron en ciudades- dormitorio de entonces, la mayoría de ellos, sin servicios.
De aquel Vicálvaro se recuerdan dos monumentos históricos: dos torres de la iglesia de Santa María La Antigua y la fábrica de cementos Portland- Valderribas. El cuartel de artillería estaba en la frontera del pueblo aunque ya se auguraba el crecimiento hacia esa zona.
Muchas de las calles de Vicálvaro no estuvieron asfaltadas hasta los años ochenta. La vida de los vicalvareños, pese a que ya eran madrileños, no cambió mucho. Seguían encontrándose en la plaza para ir a trabajar a la fábrica de cementos e ir al bar del Seco.
No sería hasta los años sesenta cuando varios planes urbanísticos estructuraran la que sería nueva cara de Vicálvaro. Para más información acudir a la noticia aparecida en Madridiario.
También, la Editorial Temporae ha publicado recientemente un libro sobre Vicálvaro, con fotos que ilustran su evolución desde 1890 hasta 1975. Recomendamos su lectura a los que deseen conocer más sobre este -ahora- distrito. Si estás interesado en él pincha aquí.