De siempre, se ha conocido como la «sierra de Madrid» a la sierra de Guadarrama, cuyo nombre árabe significa «río de arena» por el río que nace de ella y que también da nombre al puerto y al pueblo. La sierra norte también es conocida como sierra pobre. Sus límites son, al este la provincia de Guadalajara, la de Segovia al norte y oeste, y la rampa de la sierra o Lomas al sur.

Las gentes que habitaban en estas zonas se han dedicado, fundamentalmente, a la ganadería. Esta es la razón por la que la mayoría de las casas tenían adosadas cuadras o establos. Quizás por su aislamiento, la sierra norte es la que mejor ha conservado su arquitectura popular, muy relacionada con los pueblos negros de la sierra de Ayllón.

Las casas están construidas, principalmente, con piedra sin tallar. A veces, el color pardo de los muros queda alterado con alguna blanca caliza que le proporciona policromía. La madera está presente en las vigas y en las jambas de puertas y ventanas. Las cubiertas son de teja árabe y a dos aguas, por lo general.

Lo más habitual es que las casas sean de dos plantas, aunque también las hay de una. Abajo suele estar la cocina en torno a una gran chimenea. También hay algunas alcobas, muchas sin luz ni ventanas que dan a otras habitaciones o al corral. Arriba suele estar el sobrado, que es donde se guarda la paja o los aperos de labranza. Tanto los suelos del primer piso como la escalera son de madera, mientras que el piso de abajo es de baldosas cocidas o pizarras.

Más información en «Arquitectura popular madrileña» de Jorge Jiménez.

Horcajuelo de la Sierra

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