La Casa de la Panadería, en la Plaza Mayor, fue construida como tahona principal de Madrid y realizada originalmente por Diego Sillero entre 1590 y 1618. Pero en 1672 toda la plaza sufre un espectacular incendio y de la primitiva edificación apenas quedó el sótano y la planta baja. Tomás Román se ocupó de su reconstrucción y mantuvo la parte no destruida: el sótano, con 56 pilastras de granito cubiertas con bóvedas de arista en ladrillo, y la planta baja con los soportales. En los trabajos, se llegó a plantear ampliarla hasta la Calle Mayor, pero no se llevó a efecto.
Posteriormente, el edificio ha sido objeto de varias intervenciones y ha albergado el Archivo de la Villa y la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Su vinculación con la monarquía queda perfectamente clara en el balcón real, con el escudo esculpido por Barbieri.
Cuando se construyó el aparcamiento bajo la plaza, en los años 70 del siglo pasado, se produjeron daños en su estructura, lo que obligó a consolidar la cimentación, una obra que ejecutó Salvador Pérez Arroyo. Lo que más destacada de la Casa de la Panadería es su original fachada que fue decorada por Carlos Franco en 1992 mediante seres mitológico de sutil colorido.
De su interior destaca el salón real, en la planta primera, que en un principio era de uso exclusivo de la Corona y que ahora sirve para organizar actos institucionales y también para la celebración de bodas. En la llamada antecámara real, el techo cuenta con pinturas al temple de Claudio Coello y José Ximénez.
Texto incluido en nuestro libro ‘500 Ideas para descubrir Madrid‘