La catedral de la Almudena fue en Madrid, durante décadas, sinónimo de obras de larga duración, desde que en 1881 Alfonso XII puso la primera piedra del templo proyectado por el marqués de Cubas. Se le concedió, por parte del Estado, el beneficio de efectuar enterramientos en su cripta, que se inauguró en 1911, verificándose en dicha fecha un gran funeral en sufragio de las víctimas del atentado de Mateo Morral que, cinco años antes, había tenido lugar el día de la boda del monarca.

A partir de entonces, la cripta funcionó como iglesia parroquial. El último enterramiento efectuado fue el de la hija política del fundador de la catedral: la marquesa de Fontalba, el 24 de octubre de 1931. Muerto el marqués de Cubas, se encargaron de la dirección de las obras Miguel Olavarría, Enrique M. Repullés y Juan Moya, sucesivamente. Por concurso público, en 1946, fueron encargados de la continuación del tempo Fernando Chueca Goitía y Carlos Sidro de la Puerta. Respetaron el interior neogótico, dando al exterior un estilo neoclásico. La cripta consta de cinco naves con una puerta exterior neogótica, saliendo a la cuesta de la Vega. En el altar mayor, se venera la imagen de la Virgen de la Almudena

Imagen incluida en nuestro estuche de Imágenes del Madrid Antiguo.

Obras en la Catedral de la Almudena, 1956. Madrid

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