Cuenta la leyenda que un 15 de noviembre, día de San Eugenio, de 1642, estaba el rey Felipe IV de caza en los montes de El Pardo cuando se separó algo del grupo persiguiendo una presa y se perdió. El Rey, intentando encontrar el camino de regreso, vio a un hombre que estaba robando bellotas de las encinas del monte, perteneciente a la Corona. Felipe IV le preguntó por qué lo hacía y el hombre, sin saber quien era, le habló de las dificultades que tenían muchos para comer por culpa de la política de Olivares. Cuando los acompañantes del monarca llegaron al lugar donde charlaban, el hombre reconoció a su interlocutor y le pidió perdón. El rey le dejó marchar y, a partir de aquel día, dio permiso a los madrileños para que fueran al monte de El Pardo a coger bellotas cada 15 de noviembre. Se convirtió así el monte en lugar de excursión en este día.
Texto e imagen extraídos de nuestro libro: Imágenes del Madrid Antiguo.