La Calle de Atocha es una de las que más arraigo tienen del callejero de Madrid, su mera mención evoca al lector cientos de recuerdos a imágenes vinculadas a la Villa. Esta perfecta sintonía sólo se entiende echando la vista atrás y admirando lo útil y necesaria que esta vía ha sido siempre para los habitantes de la capital.
Su trazado atraviesa buena parte del centro histórico de Madrid lo que siempre le ha otorgado un aspecto lozano, como el que vemos en esta fotografía de 1906. La escena la lidera la torre de ladrillo de la Parroquia de la Santa Cruz y un buen puñado de comercios, con sus respectivos toldos. En torno a ellos numerosos vecinos se afanan en seguir su vida diaria, ignorando la presencia del fotógrafo y de su objetivo. Un bonito retrato improvisado del Madrid de inicios del siglo pasado.