Sin asfaltar, sin coches, sin pasos de cebra… La verdad que la imagen que exhibe el Paseo del Prado en esta fotografía del año 1916 es absolutamente antagónica al duro aspecto que nos regala en la actualidad. Sólo las hileras de los árboles que se levantan, desnudos, a sus orillas y las fuentes de piedra que se intuyen en la margen derecha parecen mantenerse intactas al paseo del tiempo.
Aquel Paseo del Prado hacía absoluto honor a su nombre y por su cauce los madrileños podían caminar sin preocupaciones, por un espacio que hoy en día queda reservado para los vehículos y medios de transporte. Una imagen que, sin dudas, nos muestra lo muchísimo que ha mutado Madrid en el último siglo, hasta sus rincones más reconocibles.
Fotografía incluida en nuestro libro ‘Madrid, ayer y hoy’