La Plaza de Isabel II a principios del siglo XX. Momento en que un apurado viandante hace uso del somero evacuatorio allí instalado, a los que popularmente se les denominaba de “columna”. A la izquierda, un grupo con la sana intención de que el trabajo no les agobie y entre ellos, como no, el mozo de cuerda o “soguilla”. En 1850 se inauguró en esta plaza la estatua, fundida en bronce, de Isabel II, cuyo autor fue José Piquer. Al año siguiente se sustituyó por la que se ve en la fotografía, dedicada a la musa griega de la Comedia ‘Talía’, obra de Francisco Elías. En 1868 se dedicó la plaza al general Prim, recuperando posteriormente el nombre de Isabel II con la restauración borbónica y volviendo la efigie de la reina en 1905. En 1936 la estatua sufrió graves deterioros, lo que motivó su desaparición. Una réplica de aquella ocupa hoy el centro de la plaza.
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