Con el paso de los años ha ido perdiendo su carácter de ágora y se ha convertido en un anodino lugar de paso pero tiempo atrás el ambiente en la Plaza de Tirso de Molina era bien distinto al actual. Por ejemplo los días de Navidad se instalaba un mercado ambulante y las calles adyacentes, como la de Duque de Alba, se veía llena de pequeños y acogedores puestos de madera que invadían las aceras. En ocasiones sus mercancías presentaban alguna tara o defecto que hacía que sus precios se redujesen de una forma considerable. Entre sus artículos se podían encontrar libros de cuentos a los que les faltaba su portada habitual de cartoné sustituida por otra de papel, muñecas desnudas a las que había que hacer corriendo algún vestidito para el día de Reyes, juegos de mesa a los que faltaba alguna ficha…

Tirso de Molina en 1956, Madrid

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