Si vamos caminando por la parte central del Paseo del Prado, con dirección a Cibeles, antes de llegar a la plaza nos vamos a encontrar con una de las fuentes más bonitas de Madrid y, quizás desconocidas. Se trata de la conocida como Fuente de Apolo, dedicada al dios griego de la belleza, entre otras cosas. Fue diseñada en el año 1777 por Ventura Rodríguez, mismo autor de las fuentes de Cibeles y Neptuno, en la reforma que se acometió en el Paseo del Prado realizada en el reinado de Carlos III. Esculpida por Manuel Álvarez, si nos acercamos a ella vamos a observar al dios rodeado por cuatro estatuas que representan a las cuatro estaciones.
De este modo, la correspondiente a la primavera vemos que porta unas flores, la que representa al verano observamos que muestra unas espigas, la del otoño nos enseña unas uvas y la del invierno es un anciano con un caldero. Por ello, a esta obra se le conoce como La Fuente de las Cuatro Estaciones.
Además, en el grupo escultórico destaca la presencia de dos máscaras clásicas que contiene la fuente. Una de ellas corresponde a la bella Medusa, famoso personaje de la mitología, quien podía convertir en piedra al que osase a mirarla fijamente a los ojos. La otra máscara nos muestra a Circe, una maga que según Homero, convirtió en animales a la tripulación de Ulises al completo. Como veis, muchas referencias al mundo antiguo que tanto buscaba resucitar el movimiento neoclásico.
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