Ernest Hemingway visitó Madrid antes, durante y después de la guerra; llegó a decir que una de las cosas que más le apenaban de morir era no poder volver a tomarse una copa en los bares de la ciudad. La North American News Alliance (NANA) le confió la misión de informar como reportero y por ello hizo varios viajes desde Madrid al frente de Guadarrama. Escritor estrellar de su generación, fue también uno de los mejor pagados. Cada historia telegrafiada le reportaba a su bolsillo unos 500 dólares de aquella época, cerca de diez veces la cantidad que cobraban sus colegas de profesión) y recibía 1000 dólares por las crónicas y reportajes más detallados, que enviaba por correo. No sorprende que con estas tarifas Hemingway fuese uno de los que más frecuentaban el edificio de la Telefónica de la capital, para enviar sus textos, aunque por las noches él y su amante, la escritora Marta Gellhorn, eran el alma incorregible de una cuadrilla muy activa en el cercano Hotel Florida.

Frente de Madrid

La guerra cuadraba a la perfección con esa actitud de macho que Hemingway empelaba en general a la hora de abordar la vida y rápidamente rechazó cualquier intento de permanecer objetivo ante lo que sucedía en España: en la sierra, por ejemplo, ayudó a los milicianos menos adiestrados a dominar el funcionamiento de los rifles que les había encomendado. AL final de abril de 1937, en su último reportaje para la NANA, el escritor describía sus peripecias por las montañas a lomos de un caballo: pasó cuatro horas sorteando las rocas, hasta llegar a posiciones clave situadas a casi 1500 metros de altitud en la sierra de Guadarrama. Una vez en el frente, viajó en coche blindado que acabó convirtiéndose en objetivo de las fuerzas nacionales, con las balas de los rebeldes resonando con ruido contra el metal del vehículo. Conoció a un implacable líder de la guerrilla conocido como ‘El Guerrero’ que explicaba como a pesar de que su compañía había sido casi aniquilada en varias ocasiones durante los enfrentamientos entre los barrancos de las montañas, un flujo constante de nuevos reclutas consiguió contener el avance de los sublevados durante el invierno.

No hay duda de que Hemingway exageró algunas de las crónicas que envió a la NANA, pero sus experiencias en Guadarrama fueron clave, pues también le proporcionaron un trasfondo de novela ¿Por quién doblan las campañas? La trama del libro y su mensaje, se convirtió en un superventas y en una obra con el potencial para perdurar en el tiempo.

Texto extraído de nuestro libro: El Frente de Madrid

Frente de Madrid

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