Esta iglesia de San Nicolás, exenta, se halla situada entre las calles de San Nicolás, del Biombo, travesía del Biombo y la plaza de San Nicolás, a donde da la fachada principal. Es la iglesia más antigua que se conserva en Madrid, no solo por su torre, que daba su cercanía al Alcázar árabe, permite pensar que debía ser, en su origen, el alminar de alguna mezquita, sino también por distintos elementos mudéjares en su interior. Desconocemos cuando se construyó, aunque la Iglesia de San Nicolás ya aparece mencionada en el Fuero de 1202 como una de las diez parroquias existentes en la villa. Esta iglesia es un claro ejemplo de la superposición de diferentes estilos artísticos, como el románico, el mudéjar, el gótico, el renacentista, el barroco de los Austrias y el neoclásico, según las formas propias de cada momento histórico.

Se conserva el archivo parroquial desde el año 1525. Por él, sabemos que el poeta madrileño Alonso de Ercilla, autor de La Araucana, fue bautizado en este templo el 16 de agosto de 1535, como reza una placa en el exterior.

Durante el siglo XVII se reformaron las fachadas  y también el interior. Muchas son la vicisitudes por las que ha pasado San Nicolás, sobre todo en el Siglo XIX. En 1805, por ejemplo, perdió el carácter de parroquia para asignárselo a la Iglesia de San Salvador, en la Plaza de la Villa, quedando el templo en el mayor de los olvidos. En 1825 se hizo cargo de la abandonada iglesia la Orden de los Servitas u Orden de los Siervos de María, creada en el Siglo XIII en Florencia por siete comerciantes. Cuando se derribó la Iglesia de San Salvador recuperó su rango de parroquia pero lo volvió a perder en el año 1888.

Dado que la iglesia se encuentra rodeada de calles estrechas, con altos edificios, hay que retirarse un poco hacia la plaza de San Nicolás para poder contemplar la airosa torre que destaca sobre el tejado de la iglesia y las dos pequeñas cúpulas de las capillas de los Dolores, a la izquierda, y de San Nicolás, a la derecha.  En esta iglesia estuvo enterrado Juan de Herrera, autor del Monasterio de El Escorial, después sus restos fueron llevados a su tierra natal, Cantabria.

San Nicolás de los Servitas, Madrid

Extracto de nuestro libro ‘Paseos por el Madrid de los Austrias

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