RECORRIDOSLa calle Postas debe su nombre a que en el Siglo XVI se encontraba allí la Casa de Postas. Existen varias leyendas relacionadas con este enclave. La primera de ellas se refiere a la virgen que estaba ubicada en su portal, una imagen de la Virgen de la Soledad.

Parece que un alguacil la mandó retirar a uno los sótanos del edificio. Y al poco de estar allí, se empezaron a escuchar lamentos procedentes de aquellos bajos. Los ruidos no cesaron hasta que la imagen fue devuelta a su sitio original.

Otra de las historias que cuentan que aconteció en esta calle es la siguiente: Corría el año 1566 cuando un barrendero limpiaba la Plaza del Arrabal. De pronto, apareció un apuesto caballero, D. Bernardino de Obregón, un militar que había luchado bravamente en la batalla de San Quintín.

Parece que el barrendero, al manejar el escobón, levantó una cantidad de lodo que fue a parar a las impecables botas del soldado. La reacción de éste fue darle una bofetada. El pobre hombre que limpiaba le pidió perdón humildemente.

Este incidente le sirvió al caballero para darse cuenta de su desmesurada acción y desde ese momento, decidió ponerse al servicio de los más necesitados. Vendió sus bienes y fundó el Hospital para Convalecientes. El amor al prójimo le llevó a crear, también, la Congregación de los Siervos de los Pobres.

Por orden de Felipe II se le pidió que refundiera en un solo hospital todos los que estaban diseminados por la ciudad y que estaban destinados a los pobres. Tal unión daría lugar al Hospital General, primero, después llamado Hospital Provincial de Madrid.

Más información en «Recorridos por el viejo Madrid» de Miguel Álvarez.

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