En la Plaza del Conde de Miranda se encuentra el Convento de las Jerónimas del Corpus Christi. En su iglesia se venera un cuadro de una Inmaculada que fue encontrada, según se dice, en una carbonera. Por esta razón, estas monjas son conocidas como «Las Carboneras».

El convento fue fundado por Beatriz Ramírez de Mendoza, condesa de Castellar, en 1607. La leyenda cuenta que, al morir su fundadora, regresaba todas las noches al refrectorio para rezar con las monjas el rosario.

Cada vez que moría una monja se colocaba una calavera y un plato sobre un paño negro en lugar de la servilleta. Se le servía la comida y, a continuación, se entregaba al primer pobre que pasara por allí.

Pero, al margen de estas leyendas, lo que sí es una realidad son los dulces y pastas que preparan estas monjas a diario. Son exquisitos y se venden a través de un torno, ya que las hermanas son de clausura.

Merece la pena visitar este edificio del S. XVII, no sólo por los manjares que expenden, sino por los pasillos y patios que hay que recorrer antes de llegar al torno. La placita donde se ubica, en pleno corazón de Madrid, hace que este sitio sea un lugar muy especial.

Más información en «Madrid curioso» de Mª Isabel Gea Ortigas.

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