Una de las tallas románicas más interesantes de Madrid es la Madona, cuya aparición en la villa está ligada a diversas leyendas que contamos a continuación. Algunos piensan que fue el propio Santo Domingo de Guzmán (1170- 1221) quien trajo la talla de la Virgen al Convento de Santo Domingo en Madrid.
Otra versión asegura que fue el rey de Castilla, don Fernando III (1217- 1252) quien donó la talla a las monjas y que fue esta la razón por la que la talla lleva las armas de Castilla en la peana de la imagen de la Virgen. Lo que sí está claro es que tanto Santo Domingo de Guzmán, como Fernando III y la talla de la Madonna son del siglo XIII.
Es una talla en madera de la Virgen sedente y entronizada que muestra al Niño sentado sobre su rodilla izquierda. El Niño está bendiciendo con la mano derecha y con la otra muestra el libro sellado. Ambos han perdido la seriedad y el hieratismo imperante en este tipo de tallas románicas. De hecho muestran una leve sonrisa y mejillas rosáceas y miran al frente y abajo, lo que indica que la talla fue creada para que ocupara un lugar elevado y fuera vista por la feligresía.
Se trata de una talla de transición entre el románico y el gótico que conserva el simbolismo románico e incorpora algunos elementos estéticos nuevos ya citados (sonrisa, pérdida del hieratismo…) A comienzos del S. XIII se instaló en el Convento de Santo Domingo y allí permaneció hasta 1869, fecha en que fue demolido. En 1879 se trasladó a un nuevo convento en la calle Claudio Coello, nº 114 donde es venerada en la actualidad.
Más información en El Románico en Madrid de F. J. Ignacio López de Silanes.