La gran mole pétrea del Banco de España está compuesta por varios edificios unidos entre sí. Al palacio construido en 1891 se fueron uniendo otros inmuebles tras las ampliaciones de 1927 y 2003. Ocupa una gran manzana y para su construcción el Estado adquirió al duque de Sexto el Palacio de Alcalices que se alzaba en ese solar. Proyectado por los arquitectos Adaro y Sainz de la Lastra, sigue exteriormente un estilo clásico, de aire renacentista. La primera piedra fue colocada por el rey Alfonso XII en 1884. Fue inaugurado en 1891 por la reina regente María Cristina.
Su interior guarda estancias históricas, como el patio de operaciones o la escalera de honor. Posee además una gran colección de pinturas entre las que destacan varios cuadros de Goya. Este edificio alberga un complejo subterráneo oculto lleno de pasillos, puertas y rejas, custodiados por agentes de la Guardia Civil. Antiguamente había unos guardias asignados en este sitio que vivían aquí, junto a sus familias. Antes de usarse las cámaras de vigilancia, los pasadizos tenían un complejo sistema de espejos para poder detectar cualquier persona extraña en este área.
En 2004 una trabajadora del servicio de limpieza relató a un investigador una experiencia paranormal que vivió. La mujer tuvo la valentía de hablar, aún a riesgo de perder el empleo. Más de un vigilante que trabajaba allí había experimentado sensaciones extrañas o vivido hechos inexplicables, pero lo habían ocultado por temor.
La empleada se encontraba un día trabajando en el segundo sótano del edificio, en la zona donde se guardan los archivos de la entidad. En una pequeña sala forrada de azulejos blancos, se topó con el espectro de una mujer vestida de monja. A partir de entonces, evitaba lo posible esa estancia, donde la sensación de frío era habitual.
Esta mujer contó al investigador que a menudo la puerta de la sala se abría y cerraba sola. Notaba frecuentemente que sus útiles de limpieza cambiaban de sitio y llegó a ver cómo el citado espectro de la monja atravesaba la puerta y recorría los pasillos. Además de ello, era habitual oír susurros y golpeas secos sin origen definido. La extraña sensación de que alguien la observaba, era constante.
Como en un lúgubre juego, esta empleada vivió cómo se movían de sitio las papeleras que tenía que vaciar a diario, y aparecían en otros lugares del sótano. El cuadro eléctrico se encendía y apagaba solo repetidas veces, con lo que creaba un continuo desasosiego al personal.
Pero lo más impactante que vivió esta mujer fue cómo un archivador “cobró” vida. Lo había cambiado de lugar para limpiar cuando, de pronto, sus hojas empezaron a pasarse solas, rápidamente, y pararon al llegar a unos documentos de 1936, año del inicio de la Guerra Civil. El especialista José Manuel García Bautista llegó a grabar en ese sitio dos psicologías. En una de ellas se oye una voz femenina que dice: ¡No paséis! uy en la otra decía ¡Ave María!. Su investigación relacionó estas voces del más allá con la existencia del templo y Hospital de San Fermín de los Navarros que estuvo en este sitio hasta 1882. Parece ser que aún se perciben en el edificio energías residuales, producidas durante los años de actividad del antiguo centro hospitalario.
Extracto del libro ‘Fantasmas de Madrid: Sucesos, misterios y leyendas’