La famosa taberna del Alabardero, situada en la Plaza de Oriente (más concretamente en la calle Felipe V, 6) abrió sus puertas en 1974. El impulsor de la misma fue el cura Luis de Lezama, ilustre tabernero fundador del Café de Oriente y otras instituciones gastronómicas.

El nombre hace alusión a un guardia real o alabardero que vivió en esta casa en el S. XIX y que, según dicen, tuvo alguna historia de amor con una importante dama que vivía en una anorme casa que había al otro lado de la Plaza de Oriente.

El objetivo era abrir un local que estuviera a medio camino entre el restaurante de lujo y la casa de comidas de barrio. Se trataba de inventar una taberna con una cocina elaborada, un trato exquisito y finos manteles de algodón blanco sobre las mesas. Sus especialidades son el jamón, las anchoas, el bacalao, los espárragos, los espaguetis de sepia y los huevos rotos.

Se convertiría en una especie de «bistró» francés en versión castiza. Don Luis acertó con la fórmula y fue todo un éxito. El mundo de la cultura, la política y la prensa encontró en este lugar su rincón favorito para la tertulia en una España que estaba en pleno cambio de régimen.

Una parte de la transición a la democracia se fraguó entre estas paredes. Por allí pasaron personajes de la talla de Alberti, Bergamín (que vivía al lado y tenía aquí su segunda casa), Jiménez Caballero, Antonio F. Ordóñez, Luis Carandell, Mingote, Dávila…

Más información en Tabernas y tapas en Madrid, de Carlos Osorio

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