Ahora que estamos celebrando la Feria del Libro en Madrid, es un buen momento para referirnos al parque donde se celebra, un símbolo de nuestra ciudad. En su origen, en el S. XVII, fue conocido como «Real Sitio del Buen Retiro». En él, los reyes cazaban venados, navegaban en góndolas por los canales, se celebraban batallas navales en el estanque y fastuosas representaciones teatrales.
Pero aquel tiempo en que el Retiro era un espacio de ocio para disfrute, en exclusiva, de los miembros de la Casa Real -afortunadamente- ya pasó. Poco a poco se fue permitiendo que el pueblo lo pudiera visitar y en 1868 pasó a formar parte del municipio.
Había personajes que se hicieron imprescindibles en las infancias de muchos niños que jugaban allí, como Pirulo, que intercambiaba tebeos y cromos. También allí trabajaba como camarero un famoso autor de novelas policiacas de un diario vespertino. Sus clientas trataban de sonsacarle el desenlace de sus historias. Las niñas de aquellos años jugaban a esconderse entre los setos y los niños buscaban sus balones entre los arbustos.
En los años setenta se inició la transformación paisajística. Sólo parte de la Chopera y alrededores mantuvieron la fisionomía de antiguo jardín agreste. El resto, siguió el modelo inglés de grandes praderas. La amplia visibilidad permitía mayor seguridad pero restaba melancolía.
El Retiro siempre fue un lugar muy ligado a la cultura, en sus variadas manifestaciones. Aquí se han homenajeado a personajes ilustres, científicos, escritores, médicos, con monumentos en su honor. En 1967 se empezó a celebrar allí la Feria del Libro, desde entonces, todas las primaveras disfrutamos de la naturaleza y de la lectura, una perfecta combinación, aunque existen otras estampas, no menos idílicas.
Más información en Jardines del Buen Retiro, de Mª Carmen Simón Palmer.