felipeIVAntes de que llegara Felipe IV al poder, los carnavales estaban prohibidos en Madrid. Con la llegada de este monarca las mascaradas se convierten en habituales y surgen las «mojigangas», que eran grupos de gente disfrazada de animales.

Esta costumbre se estableció por primera vez en Madrid el 22 de febrero de 1637 promovida por el Protonotario de Aragón siguiendo la fiesta de la mojiganga que se celebraba en su tierra. Estas comitivas llevaban graciosos carteles con emblemas y jeroglíficos y acompañaban sus bailes con el ruido de cencerros y campanillas.

Hubo otras costumbres que se adoptaron para la celebración del carnaval por las clases populares. Era muy normal entre el pueblo de Madrid hacer bromas y chanzas, aún a riesgo de que alguien saliera mal parado.

Prueba de ello, es a lo que se refiere Calderón en el entremés «Las Carnestolendas». Parece que lo que más se practicaba entre los madrileños era tirar huevos rellenos con aguas perfumadas, extender cuerdas a lo largo de la calle para hacer caer los sombreros de los incautos que por allí pasaban o dar golpes a los paseantes con las vejigas atadas a un palo o con sartenes tiznadas.

Más información en Fiestas tradicionales madrileñas, de Reyes García Valcárcel y Ana Mª Écija.

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