Las torres de los Jerónimos, vistas desde la carrera de San Jerónimo, confieren al paisaje en ese punto un encanto especial. Iglesia de citas regias – funerales, bodas como la de Alfonso XIII con Victoria Eugenia, o proclamaciones como la de Juan Carlos I -, es uno de los templos más representativos de Madrid. Tiene su origen en el que fuera monasterio de San Jerónimo el Real, del que apenas queda la iglesia y un claustro barroco, trazado por fray Lorenzo de San Nicolás según los cánones escurialenses.

Fueron los Reyes Católicos quienes ordenaron, en el siglo XV, construir este monasterio de frailes jerónimos, donde pudieran alojarse los monarcas en sus visitas a la villa. Su estilo es gótico tardío. Allí se convocaron más de una vez las Cortes y allí se declaró a Felipe de Habsburgo heredero y sucesor. Más tarde, el ejército napoleónico infligió graves daños al monasterio. Francisco de Asís, el marido de Isabel II, mandó restaurarlo y así nacieron las torres de su cabecera. Anexo a él estaba el palacio del Buen Retiro, antes denominado Cuarto Real, pero estaba tan dañado que tuvo que ser demolido, excepto el Casón que aún se conserva.

El Arzobispado de Madrid se hace cargo del templo en 1878 y reforma de nuevo el lugar, que volvió a ser restaurado a principios del presente siglo.

Texto incluido en el libro ‘500 ideas para descubrir Madrid.

Jerónimos

Fotografía de Saúl Tuñón

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