Como esta semana se celebran en Madrid capital las fiestas de su patrón, queremos rendirle un homenaje a este santo y hablar aquí de sus milagros. Algunos son muy conocidos, otros no tanto. A éstos últimos nos referimos hoy.
Isidro y su mujer tuvieron un hijo al que pusieron por nombre Juan. Estaba María apoyada en el brocal de un pozo que había en la casa donde vivían, muy cerca de la Parroquia de San Andrés. Parece que en un descuido se le cayó el niño. Ante sus lamentos, Isidro pidió que se arrodillaran y rezaran. Poco después las aguas del pozo comenzaron a subir devolviendo al pequeño sano y salvo.
Otro de los milagros registrados se refiere a la hija de Juan de Vargas, dueño de las tierras donde trabajaba Isidro. Este señor tenía una sola hija llamada María. Cayó enferma y al poco tiempo, murió. Isidro se acercó a su cadáver, alzó los ojos al cielo y oró. Después exclamó: «Señora María!» a lo cual ésta, levantando al instante la cabeza dijo: «¿qué quieres Isidro?». Todos quedaron estupefactos ante el milagro de resurrección de la joven.
En esta misma línea, Isidro intercedió de nuevo por su amo cuando su caballo cayó muerto en un arenal cuando intentaba atravesar el río Manzanares. Isidro se acercó a donde estaba el caballo muerto, le dio una palmada y le dijo. «¡En el nombre de Dios, levántate! En ese mismo momento, el animal resucitó y el amo dio gracias a Dios por tener ese criado tan diligente y sabio.
Más información en «San Isidro de Madrid. Un trabajador universal», de Tomás Puñal y José Mª Sánchez.