El distrito de Tetuán que conocemos hoy eran, en realidad, dos barrios que al extenderse y unirse a otros núcleos de población cercanos terminaron siendo una entidad única. Por un lado, Cuatro Caminos, que estaba en el extrarradio y que creció de manera desmesurada. Por otro lado, estaba Tetuán de las Victorias, barriada que perteneció en su origen al pueblo de Chamartín de la Rosa (un municipio independiente situado a pocos kilómetros de la capital y que hoy es el distrito de Chamartín).
El origen de Tetuán hay que buscarlo en la guerra de España contra Marruecos en 1860. Tetuán de las Victorias nació cuando el general O’Donnell regresó a España victorioso y se asentó con sus tropas en esa zona. Allí desplegó un campamento para abastecer a sus hombres. La elección del sitio no fue casual, le gustó el emplazamiento por su cercanía a la capital y por la abundancia de pozos y manantiales naturales. A estos dos factores, habría que añadir el plan urbanístico diseñado por Carlos María de Castro para ampliar la ciudad en esta zona.
Tetuán de las Victorias se convirtió muy pronto en un arrabal muy populoso aunque escaso de infraestructuras (a pesar de que se encontraba en la arteria que comunicaba la sierra de Madrid con la capital). Por su parte, Cuatro Caminos sería la zona escogida por artesanos y obreros para instalar sus talleres e industrias que darían servicio al Ensanche de Madrid.
Ambas zonas crecieron rápidamente, pero de manera anárquica, vaticinando el futuro del actual barrio de Tetuán, cuyas principales características son el bullicio y lo caótico de sus calles. Lo interesante de este barrio no son sus monumentos ni las historias de los hombres ilustres, sino la historia de las gentes venidas de toda España que fueron creando su propia idiosincrasia.
Más información en Tetuán, de Bea Burgos.