Es uno de los establecimientos hoteleros más reconocidos de Madrid, el Hotel Palace, situado junto al Congreso de los Diputados, en una zona noble y eminente de la capital.
¿Lo tenéis en mente? ¿Lo visualizáis? Imaginaos que estamos en ese Madrid que, entre la segunda mitad del Siglo XIX y los principios del Siglo XX, lucha por transformarse en una urbe moderna. Muy pronto, se percibe que nuestra ciudad necesita un par de grandes hoteles, ya que, al contrario de lo que sucedía en otras capitales europeas, no contaba con ningún establecimiento a la altura de los que éstas ofrecían. Alfonso XIII que deseaba que esta realidad cambiara, conoce a Georges Marquet en el hipódromo de la localidad francesa de Deauville, situada en Normandía. Aquel hostelero belga le dio buena impresión a nuestro monarca, de tal forma que este le propuso, casi de inmediato, construir el Palace. Marquet, entonces acepta el envite y manda a sus hombres a Madrid, en busca de un solar en el que alzar ese nuevo establecimiento hotelero de lujo. Aquí, se encentran con el antiguo palacio de los duques de Medinaceli, de seis mil metro cuadrados. La mansión ocupaba justo el espacio donde hoy se emplaza el Palace. Además, quedaba enfrente del Ritz, inaugurado también por Alfonso XIII, en 1910. Marquet queda tan convencido de lo que le dicen sus enviados especiales que decide constituir la sociedad Madrid Palace Hotel, S.A. y comprar el solar. El desembolso es de un millón y medio de pesetas de las de entonces. Todo se pone en marcha.
La primera piedra del Palace se colocó en 1911. En concreto, el once de marzo. La construcción avanzó a pasos agigantados, para lo que era habitual en la época. Todo ello, gracias a las técnicas novedosas que se emplearon y al as posibilidades que ofrecía el uso del hormigón armado. Al Palace se le quiso dar una elegancia formal y sin demasiadas estridencias. Es de destacar e luminoso que corona el edificio y que lleva ahí desde 1912. Está hecho de hierro, pespunteado de filigranas, y encaja dentro de ese estilo modernista tan de la época. Emplea el mismo material de las estructuras industriales que tan de moda estaban entonces y que recuerdan a los puentes, a las grúas, a las torres.
Sabemos que la primera persona en inscribirse fue un belga llamado Leopold Ghendel, que llegó al Palace un 21 de septiembre de 1912. Durmió en la habitación número 141. Por cierto, la costumbre de la época era la de registrar a las parejas escribiendo solo el nombre del señor, al que se añadía la coletilla de “y señora”, si es que llegaba en compañía de su esposa. Si su acompañante y él no estaban casados, la coletilla decía “y una señora”. La discreción estaba más que asegurada. Aquellos fueron los primeros párrafos de una historia que, hoy todavía, se sigue escribiendo.
Texto incluido en nuestro libro ‘Explora lo misterioso de Madrid: crímenes, amores y recetas de cocina’.
Interesantisimo!
Trabaje en este magnifico hotel hace muchos anos. Fue una extraordinaria experiencia formativa y educativa.
Nunca olvidare aquellos tiempos, recientemente tuve el placer de alojar me alli por unas noches y continua siendo un hotel exceptional!