Lo usamos a diario y nos facilita muchísimo su vida. El Metro de Madrid es mucho más que un medio de transporte público, es parte muy viva del patrimonio de la ciudad por eso, Ediciones La Librería acaba de editar este título, escrito por José Felipe Alonso que nos ayudará, de una manera muy amena, a entender su historia El metro de Madrid es ya centenario. Atrás ha quedó ese 17 de octubre de 1919, cuando en presencia de Alfonso XIII comenzaba a funcionar un convoy en una línea de 3,5 kilómetros que unía las estaciones de Cuatro Caminos con la Puerta de Sol. Desde entonces muchas cosas han pasado, hasta llegar a contar con más de trescientos kilómetros de conexión, con doce líneas corrientes y tres ligeras.

Mucha historia, sí, pero quizás poco conocimiento de una singularidad especial: la de conocer el porqué del nombre que reciben o han recibido las diferentes estaciones que prestan su servicio. Se puede pensar que muchas de ellas lo único que hacen es servir de referencia al lugar que ocupan. En muchos casos aportan su granito de historia a la de la capital.

¿Se han preguntado por qué Embajadores se llama así? ¿O las Ventas? ¿O por qué en los barrios más modernos hay numerosas referencias a países o ciudades de todo el mundo? ¿Qué artistas, literatos, actores… cuentan con una boca de metro y por qué? Pues a todo eso se puede encontrar respuesta en esta obra que analiza con brevedad el porqué de cada nombre, añadiendo la curiosidad oportuna que se desprende de cuando se menciona una u otra, así como los cambios que ha podido tener en su denominación a lo largo del tiempo.

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