La historia que contamos hoy ocurrió en las fechas que vivimos pero de hace varios siglos. Era un día de Jueves Santo de los últimos años del S. XVIII. Por las calles de Madrid salían las procesiones de Semana Santa y la del Pecado Mortal al encuentro de cualquier víctima de la Inquisición.
Un caballero procedente de Malta, para hacer negocios en la Corte, sale de su casa del centro de Madrid acompañado de un sirviente. Su intención es acudir a varias iglesias a rezar. En su camino, se encuentra con una dama con su criada que le pide que le acompañe a un templo.
Después de varias iglesias, el caballero la acompaña a su casa y allí, ella le invita a cenar por su amable proceder. Mientras los comensales disfrutan de la velada, tres embozados irrumpen en la casa y despojan al joven de sus pertenencias. Pero éste ya ha tramado un plan.
Se dirige a los ladrones y les dice que no es un hombre que guarde rencor. Más aún, que si tienen tanta necesidad, él les podría invitar a tomar un buen vino que tiene en casa. Llama a su criado y -en un gesto cómplice- le ordena que coja del arca del desván un pellejo de vino.
Cuando el criado busca el vino encuentra en su lugar unos arcabuces y comprende el mensaje de su señor. Acude a la justicia quien se persona en la casa. Pero allí sólo estaba el caballero atado. Los vecinos comentan a los guardias que por las noches se oyen ruidos horripilantes como si alguien estuviera siendo torturado.
Después de muchas investigaciones, descubrieron que en realidad la dama era una prostituta que, en compañía de unos rufianes, había montado el siguiente negocio. Embaucaba a los hombres, los subía a casa y a contiuación los desvalijaba con ayuda de esos truhanes.
Finalmente, mataba a sus víctimas y las conservaba en sal. La justicia condenó a la mujer y a sus colaboradores a morir en la horca. Lo curioso es que después de la ejecución de los condenados, los vecinos siguieron escuchando aquellos gritos que parecían proceder de los cadáveres salados.
Más información en «Duendes, fantasmas y casas encantadas de Madrid», de Ángel del Río.
¡Qué historia más truculenta!¿Tiene nombre y apellido ese caballero de Malta?
Curioso caso de este Madrid lleno de historias y leyendas.
¡Salud!