A los lectores más veteranos seguro que les resulta familiar la expresión «dormir bajo el ángel» como sinónimo de pasar preso una noche (o varias, según el nivel de la fechoría). Un dicho castizo que aunque ya no está tan extendido como antaño, sí que fue muy conocido y utilizado en la capital y que nació a muy pocos metros de la Plaza Mayor. La solución a este enigma la tenemos en la plaza de la Santa Cruz.
En este espacio, el rey Felipe IV ordenó construir un elegante edificio para que sirviera de Sala de Alcaldes de Casa y Corte, institución donde se redactaban y aprobaban las diferentes leyes y ordenanzas por las que se regía la vida de la época. Esta construcción de estilo herreriano se levanta en el año 1634 y su responsable es Juan Gómez de Mora, quien también intervino en la Plaza Mayor de Madrid o en el proyecto del puente de Toledo. De ladrillo visto y hermosa factura, en nuestros días asume la sede del Ministerio de Asuntos Exteriores. Función bien distinta a la que, también, estuvo desempeñando hasta el año 1767, la de cárcel de Corte.
Hasta que fue sustituida por la cárcel del Saladero, en este lugar estuvieron los calabozos por los que pasaron unos cuantos madrileños. Ahora, conocido este dato, es el momento de encontrar sentido a la frase a la que hace alusión este secreto. Si nos fijamos en la fachada principal de este conocido como Palacio de la Santa Cruz, veremos a los flancos dos torres coronadas por sendos chapiteles. En el mismo centro, sobre la puerta de entrada, nos será fácil localizar un frontón encima del cual está el personaje que buscamos, un ángel de piedra que representa al arcángel Miguel.
Es por su presencia por la cual, los madrileños, cuando alguien estaba preso o iba a terminar privado de su libertad, hacían uso de las palabras «dormir bajo el ángel», lo cual no significaba otra cosa más que pasar la noche, bajo la custodia y presencia de este ser pétreo, ocupando alguna de las celdas de este veterano edificio. ¿Cuántas personas habrá visto desfilar este arcángel durante estos casi cuatro siglos de vigilancia? Solo él lo sabe, otra cosa es que nos quiera desvelar la respuesta.
Texto incluído en nuestro libro ‘Secretos de Madrid 2′