Parece que, hasta desde las propias instituciones oficiales, se han propuesto rescatar del olvido una realidad en gran parte ignorada por la ciudadanía madrileña. Nos referimos al origen y pasado islámico de Madrid. Poca gente es consciente de un dato revelador: Madrid es la única capital de Europa que fue fundada por los musulmanes. Para ahondar en este tema os recomendamos  en esta ocasión el libro Madrid Islámico, de Daniel Gil Benumeya.

La historia del primer Madrid plantea muchas preguntas, pero las últimas décadas de investigaciones han resuelto, o eso parece, no pocos interrogantes. Los suficientes como para atreverse a proponer un recorrido por aquel castillo nacido en el nebuloso territorio de una frontera medieval, al que sus fundadores dieron el nombre de Mayrit y que evolucionó para convertirse en una pequeña ciudad de los confines del mundo islámico. Una ciudad hecha para la guerra y para la paz, cuyos habitantes disfrutaban de un fértil paisaje y se refugiaban, llegado el caso, tras espesas murallas de caliza y pedernal; una ciudad que vio nacer a uno de los mayores astrónomos de los siglos medievales, y en la que un asombrado cadí levantó acta del hallazgo de un gigantesco esqueleto.

Este relato, avanza en el tiempo y trata la incorporación de Madrid al reino de Castilla, mostrando una ciudad en la que judíos y musulmanes coexistían con los cristianos, donde siguió habiendo una mezquita y una casa de baños regentada por una mujer llamada Xançi, donde vivió un tabernero llamado Abdalla y un maestro de obras llamado maetre Haçan, quien construyó uno de los edificios góticos más importantes de la época, donde un grupo de herreros musulmanes protagonizaron la que aparentemente es la primera huelga conocida de la historia madrileña.

No se detiene este camino con la entrada forzosa de los musulmanes en el seno de la Iglesia, sino que sigue, y desemboca en el mismo punto donde empieza, en aquel Madrid de los Austrias que se creía heredero de los antiguos griegos, en el que el islam se practicaba en secreto, en el que un morisco llamado Bejarano tomó clases de árabe. ¿Qué fue de todos ellos? La expulsión de 1609- 1614, diseñada y orquestada desde la Corte, apenas logró afectar a los moriscos de la propia Corte, que se mimetizaron con la ciudad sin que nunca más se supiera de ellos, o casi nunca. El último capítulo del libro trata además del nombre de Madrid y reflexiona sobre el modo en que la ciudad se ha mirado y se mira en el espejo del pasado.

Este Madrid Islamico es una ocasión única para conocer cómo se dieron los primeros pasos de la hoy capital de España, una historia olvidada que aún se puede sentir en ciertos rincones de la ciudad.

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