El pueblo madrileño siempre se ha caracterizado por su buen humor y por su manera de lidiar con las fatalidades del día a día, de las cuáles no podemos excluir un tema tan peculiar como la muerte. La prueba de ello es este ‘Madrid para morirse…de risa y de asombro’ en el que vamos a descubrir que la muerte también tiene un lado con tintes cómicos y curiosos y en la capital se ha sabido sacar buen partido del mismo.
Esquelas extravagantes que producen un asombro inmediato, lápidas con mensajes y dedicatorias singulares… pero también el callejero de Madrid, ha estado y estuvo, repleto de alusiones a la muerte: La Casa del Ataúd, la Torre de los Huesos, el Callejón de los Muertos, el Callejón del Verdugo o La Huerta de los Descabezados. De todos ellos se hablará en las páginas de este título.
No podían faltar en esta obra, escrita por el Cronista Oficial de la Villa, Ángel del Río, un buen puñado de relatos ligados al más allá, como la cruel utilización del cuerpo de san Isidro, el del tenor que donó su corazón a Madrid, la ejecución de un falso sacerdote, la pierna de un famoso torero expuesta en el escaparate de una farmacia o la urna funeraria que apareció en el estanque del Retiro. Una sinfín de anécdotas y episodios de lo más sorprendentes.
Por supuesto, pasearemos por los principales cementerios de la ciudad de Madrid y conoceremos algunos de los episodios que en ellos han ocurrido, historias como la del escritor Pedro Barrantes, quien se despertó poco antes de ser enterrado en una fosa común o la del madrileño que donó su propio cadáver a cambio de que le pagasen la hipoteca de su piso.
Este título es un compendio de ocurrencia y de humor negro, de anécdotas y de relatos fascinantes. Un recorrido por la ruta histórica del Madrid macabro, de las noticias más curiosas y a veces, hasta divertidas, de las páginas de sucesos. No es este libro un cortejo fúnebre, sino un recorrido desenfadas por parte de la historia trágico-cómica de la Villa y Corte.
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