LA TRASTIENDA DE MADRID

La mirada acostumbrada y la mirada interesada

La verdad es que no sabemos mirar. No tenemos esa costumbre. Tal vez las prisas por vivir, por llegar a tiempo… Mirar y descubrir un detalle interesante y revelador es un acierto, una sorpresa que se convierte en un juego y en un incentivo. Lo cotidiano atrofia el interés y anula la observación. Nuestros frenéticos mundos interiores ocultan los tesoros que están a la vista, es la mirada acostumbrada. Una mirada que observa el conjunto sin detenerse en los detalles.

Madrid es una ciudad llena de matices. Una reja bien trabajada, un bello balcón, una extraña figura en una azotea, una escalera modernista, un pequeño comercio en una escalera, una fachada acribillada por el pasado, un árbol singular, un escudo, esa escena que vimos en el cine, una historia que pasó, un personaje que dejó su huella, un monumento que reclama atención, incluso la propia calle, el escaparate de la ciudad, son motivo de atención. Todo forma parte del paisaje urbano, está a la vista, al alcance de una mirada amable completada con una pizca de conocimiento. Es la mirada interesada.

La trastienda de Madrid no es un libro de curiosidades, ni de leyendas ni de secretos, aunque lo parezca; es una guía alternativa que pretende explicar qué vemos y cuál es la mejor manera de ver la ciudad; pretende contar al viajero qué detalles conviene mirar y qué historias debe conocer para disfrutar de Madrid de otra manera. Más didáctica, más divulgativa, más cercana y divertida. Precisamente por eso, porque no siempre las historias de toda la vida tienen el mismo final.