Cuando pasemos por el Teatro Real, hay que recordar una anécdota que en él ocurrió en 1876. Su protagonista es un compositor alemán, nacido en la ciudad de Leizpig, un 22 de mayo de 1813. Para que podamos imaginar cómo veía él mismo su obra, es interesante conocer lo que llegó a decir: “Hasta los sordos me van a oír”.

El caso es que el 5 de febrero de 1876, en el Teatro Real de Madrid se representó una ópera suya titulada Rienzi. Para la ocasión, se contó con la destacada presencia de Luigi Cuzzani como director de escena y de Antonieta Pozzoni Anastasia como soprano. Por cierto, dadas sus especiales circunstancias, se consideró oportuno traducir la obra al castellano, además de acortarla, para así adaptarla a la audiencia del Real. Se buscaba que de este modo pudiese entrar con más facilidad en los oídos de los asistentes. Antes de su estreno, el público madrileño tenía conocimiento de todo esto, por lo que su interés por la ópera fue creciendo como la espuma de una caña bien tirada.

Desgraciadamente, el día del estreno fue un rotundo fracaso, lo que causó una gran decepción entre los madrileños, que con tantas ganas habían esperado la representación de aquella ópera. ¿Queréis saber quién fue el compositor? Pues ni más ni menos que Richard Wagner. El público del Teatro Real de Madrid no logró entender su música. Tampoco la prensa, quien se mostró muy dura. De aquella ópera se llegaría a decir: “Entrada, por cualquiera de las puertas. Salida…donde se pueda. Si ésta es la mejor obra de Wagner, ¿Cómo serán las demás?«.

Historia incluida en nuestro libro ‘Explora lo fantasmagórico de Madrid. De taberna en taberna‘.

/* Estilos para menú plegable móvil Divi */ /* JS para menú plegable móvil Divi */