Hubo un tiempo en que en el Paseo de la Castellana, el del Prado y el de Recoletos existieron más de cincuenta palacios. Hoy apenas quedan ocho en pie. En su momento esta vía que cambia de nombre -según los tramos- nació como zona ajardinada y dedicada al esparcimiento público.

La idea de crear el «Salón del Prado» surge del Conde de Arnada en 1763. Muy pronto las clases acomodadas vieron en ese eje el lugar idóneo para  instalarse. La zona se revalorizó y se empezaron a construir palacios particulares, como el de Buenavista en Cibeles (hoy Cuartel General del Ejército) o el de Villahermosa en Neptuno (actualmente Museo Thyssen-Bornemisza).

En la parte media del Paseo de la Castellana estaba el Hipódromo, inaugurado en 1878 en presencia de los reyes Alfonso XII y María Cristina. A él acudían los aristócratas de la zona hasta 1932, momento en que fue derruido para levantar en su lugar los Nuevos Ministerios.

El desarrollo de Madrid acabó con el ochenta por ciento de este tipo de construcciones liquidando de un plumazo palacios como el de Xifré (en el Paseo del Prado 18, 20) de arquitectura neoárabe, el del Duque de Medinacelli (hoy Hotel Palace), el del Marqués de Casa Riera (frente al Círculo de Bellas Artes) o el Palacio del Duque de Uceda- Medinaceli en la Plaza de Colón. 

Ignacio González- Varas recoge en su libro «Palacios de la Castellana» la historia de esos palacios desaparecidos. Una obra que a lo largo de sus trescientas páginas recorre gráficamente los hitos arquitectónicos de esta vía de Madrid. Se puede adquirir en La Librería, en la Calle Mayor 80 (tfno. 914540018).

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