En una pequeña bocalle de San Bernardo, más concretamente en la calle Montserrat número 12, se encuenta un edificio de viviendas diseñado por el arquitecto modernista Arturo Pérez Merino. Parece que fue el promotor Luis Navarrete quien mandó construir esta casa a principios del S. XX.
La construcción en sí no tiene nada fuera de lo normal, son viviendas discretas y muy convencionales, aunque no se puede decir lo mismo de su decoración. En la fachada se pueden ver hasta seis penes, dos por cada piso. Y en medio de cada pareja fálica, un símbolo abstracto que podría representar una vagina.
En la fachada de revoco, se vislumbran distintos símbolos sexuales bajo los balcones. También se aprecia un ocho tumbado o lo que es lo mismo, un símbolo de infinito, con una fecha inscrita: IV/ 1912. Lo que quiere decir que estamos ante una vivienda que está a punto de cumplir un siglo.
En el Archivo de la Villa se encuentra el expediente de la obra. En los planos del proyecto ya aparecen los penes. Y de todos los técnicos que firmaron la licencia, nadie dijo nada al respecto. Según algunos expertos, Pérez Merino fue un modernista ecléctico que proyectó varios edificios de viviendas de clase media con pocos recursos pero con un estilo muy imaginativo.
Son los detalles los que delatan la huella de este arquitecto. Una de sus obras más llamativas es la casa de Hortaleza, 96, donde hay unas exóticas ménsulas con forma de serpiente. El edificio de Don Pedro número 4, destaca un dragón que se enrosca sobre el dintel protegiendo la firma del arquitecto.
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Todo depende de lo que se quiera ver. Ya lo dijo Freud, hay veces que un puro es un puro.
Pero no deja de ser curiosa la interpretación.
Salud.