En el número 38 de la actual Calle Mayor, existió en su día el Café de Platerías. Veinte años después, este café abrió también puerta a la Plaza de Herradores. Fue inaugurado en la década de los años cuarenta del S. XIX y se mantuvo abierto algo más de cien años, hasta el 30 de noviembre de 1946, más concretamente.
Se llamaba así porque en esta zona predominaban los establecimientos de los plateros de la Villa. Ángel del Río, en su viaje al siglo XIX que pasea por los cafés de Madrid, nos cuenta que en la cristalera de este establecimiento había un cartel que decía: «Hoy se servirá desde la una, barquillos helados de rosa guarnecidos de huevos hilados y moldecitos de soconusco y por la tarde, sorbetes en copas de a 4 reales. Mañana habrá barquillos y quesitos de sorbete de fresa y de leche imperial a la napolitana y por la tarde igual clase de bebidas». El soconusco era la forma en que los madrileños bautizaron al chocolate, porque así se llamaba el departamento mejicano donde se producía el mejor cacao del mundo.
Fue en este café donde el escritor madrileño y madrileñista, Julio Nombela, conoció al político moderado don Antonio de los Ríos Rosas, que vivía en una habitación alquilada encima del café. Aquí también tenía su tertulia el cortesano Díaz de Centurión, una tertulia que se disolvería por motivos económicos cuando entrara en el poder el general O’Donnell.
Durante la década de los años veinte y treinta del S. XX se vivió la época más fértil del café. Entre sus tertulianos estaba Rafael Cansinos, Emilio Carrère, José López Rubio, Sáinz de Robles, Martínez Corbalán, Heliodoro Puche, José María Quiroga, Pla e Hidalgo de Caviedes.
Más información en «Los viejos cafés de Madrid» de Ángel del Río.